LA BATALLA GEOPOLITICA POR EL
PETRÓLEO Y EL GAS
Por Pablo Gandolfo
La guerra
contra Siria es un capítulo más de la batalla geo-energética que se libra con
epicentro en Medio Oriente y el Cáucaso, pero que se extiende más allá, desde
el Norte de África hasta Asia Central. Unidos por ese hilo conductor se
encuentran hechos que en los medios de comunicación aparecen como sucesos
aislados, y no como piezas de un mismo rompecabezas. A esa trama, pertenecen
los atentados del 11-S, el terrorismo en el Cáucaso Norte, las invasiones a
Irak y Afganistán, la guerra entre Georgia y Rusia, la malamente denominada
“primavera árabe”; sus hermanas las precedentes “revoluciones de colores” en
intergantes de la ex URSS, los acuerdos energéticos de Rusia con China y
Alemania, el asedio a Irán, y una larga lista imposible de enumerar.
El jugador
principal es Estados Unidos, y sus contendientes son China y Rusia (que es al
mismo tiempo participe y parte del territorio donde se libra la batalla). La
Unión Europea interviene, pero no de manera unívoca, sino atravesada por una
trama de contradicciones y acuerdos entre sus componentes principales
(Alemania, Francia y Gran Bretaña). Otros actores importantes son Irán e India.
Con papeles menos relevantes -de manera subordinada a, o semi-solapada con, los
actores principales- también intervienen Turquía, Qatar, Siria, Arabia Saudita.
Un caso particular es el de Japón, que a pesar de ser una potencia y tener una
gran dependencia hacia el abastecimiento hidrocarburífero de la región, no
proyecta una línea de intervención a la altura de sus posibilidades (producto
de sus relaciones con Estados Unidos).
El factor
clave de la situación siria, no es la aspiración democrática de una parte de la
población que se declara en rebeldía contra una dictadura. Eso, existe en
franjas de la población, pero en ningún caso cuentan con fuerza suficiente para
desarrollar una guerra civil.
Por el
contrario, el factor clave, es la desestabilización interna mediante decenas de
miles de mercenarios, armados, entrenados y pagados por Estados Unidos,
Francia, Gran Bretaña, Qatar, Turquía y se prepara para el relevo, Arabia
Saudita. Por eso no se trata de una guerra civil, sino de una agresión externa.
El objetivo
geopolítico inmediato y urgente de Estados Unidos en Siria, es evitar las
peores consecuencias de la derrota en Irak. La desestabilización de Siria,
comenzó al mismo tiempo que se negociaba un proyecto que cristalizaba ese
resultado. Irán, Siria, e Irak (el país que devastaron para que no haga cosas
como las que se proponía realizar) firmaron en julio de 2012, un acuerdo para
la construcción de un gasoducto que comenzaría en el campo gasero de South Pars
en Irán y desembocaría en la costa siria del mediterráneo. No se trata apenas,
de un proyecto mas de infraestructura. En medio de una guerra geoenergética, la
afrenta ocurría en el campo de batalla principal. Y el país contra el que se
desarrolló la invasión, aparecía firmando un acuerdo de proyección estratégica,
con dos enemigos de Estados Unidos en la región. Hay mas, la salida del
gasoducto, seria por el puerto de Tartus, donde Rusia cuenta con una base para
su flota en el Mediterráneo.
Así,
también se explica el activo papel de Qatar y Turquía. Qatar, tercera reserva
de gas del mundo, detrás de Irán, tiene en carpeta un proyecto alternativo de
gasoducto, con origen en ese país, salida al mediterráneo por Turquía y apoyo
de Washington. Por su parte Turquía, carente de recursos hidrocarburíferos,
pretende incrementar su valía geoestratégica, siendo territorio de paso
obligado para los hidrocarburos de Medio Oriente y el Caspio[1].
Por estos motivos, Turquía y Qatar son los padrinos más activos de los mercenarios
que actúan en Siria. En el momento en que se desarrolla la acusación sobre el
uso de armas químicas, vaya casualidad, el proyecto de gasoducto
Irán-Irak-Siria, retomaba nuevo impulso.
Hay otros
motivos que hicieron conveniente, desde la mirada imperial, la
desestabilización siria: es uno de los principales socios de Irán, el principal
apoyo de Hezbollah en Líbano y de la resistencia palestina. Es también un
ejemplo exitoso de régimen laico que permite la convivencia de etnias y
corrientes religiosas en paz. Para completar el cuadro, en los últimos años se
descubrieron importantes yacimientos de gas… en la costa oriental del
mediterráneo (Líbano e Israel, pero se presume que se extenderá a Siria y
Egipto). ¡Bingo!
Se suma,
que balcanizar mediante una miríada de guerras éticas y religiosas, parece ser
el único plan coherente y de aplicación sistemática que Estados Unidos tiene,
no para Siria, sino para toda la región.
[1] Una disputa
similar, entre gasoductos rivales, se lleva adelante desde hace una década
entre Nabucco apadrinado por trasnacionales de los hidrocarburos (por
territorio turco), y South Stream (por debajo del mar negro para evitar
Turquia), proyecto ruso, a través de Gazprom, destinado a abastecer el sur de
Europa. Este gasoducto complementa a Nord Stream, gasoducto que ya se encuentra
operando, y que une Rusia con Alemania.
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