"Estoy furioso" me dijo mi amigo Daniel parado
hoy, a las 8:29 en el Andén Nro 2 de la Estación Ferroviaria Once de Septiembre
de Buenos Aires.
Daniel anunció reiteradas veces las tragedias del Sarmiento
y las del Mitre. Daniel tiene dignidad y no los soportó más a ninguno de la
Subsecretaría: Renunció a las pocas semanas del accidente.
Ellos estaban felices, casi como si hubieran inaugurado el
Alta Velocidad Rosario - Buenos Aires, pues les habían asegurado que no
echarían a nadie por la tragedia.
Antes del 22F, a Daniel le habían dicho "agorero"
por sus anuncios de las tragedias y "que trataba mal a las
concesionarias", toda vez que presentaba un informe sobre los desastres
técnicos y operativos.
En éste instante, las 8:35 del 22F de 2013, Daniel está
parado en el Andén Nro 2 recibiendo las almas de quienes ya no llegan cada
mañana. Está junto a muchos más que están allí, pero ninguno está por la razón
que está Daniel. Ninguno había avisado de ésto. Ninguno se había puteado con
más de un funcionario por cómo estaban las cosas. Todos asentían. Todos
resignaban. Todos se callaban.
Cada uno que busca dibujar una simpática respuesta
a un expediente de denuncia que no puede esquivar es, prácticamente, un asesino
en potencia. Cada uno que libera una licencia de conductor de locomotora a
quien ha demostrado ser un inútil para el puesto, es un fabricante de un
inconsciente asesino en potencia.
La Señora Directora nos dijo "vamos aponer los tranvías
que nos ofrezcan", y así también los coches chinos de la línea A son más
anchos de lo que deben. Y así hoy nadie se atreve a decir nada por el
cumplimiento de normas en la faraónica compra de 409 coches chinos para el
Sarmiento.
Daniel está cerquita de los dos metros y con los kilos
suficientes para hacer un desastre si algún imbécil hoy hace o dice lo que no
debe. Daniel tiene décadas de ver infamias y tragedias. Tragedias que solo
tienen un nombre: COIMAS.
Coimas en el taller de los colectivos, coimas en las vías,
coimas en las habilitaciones. Coimas asesinas.
Su frase de hoy fue "y que nunca me vuelva a decir
alguno 'roba pero hace', porque acá están los muertos de Once por
eso".
Cada alcahuete que deja pasar un expediente, cada maquinista
que conduce un tren que no está en condiciones por una vía que tampoco lo está,
cada inútil que no sabe nada y se pone a decidir sobre la materia técnica o
política de los ferrocarriles es un asesino, pero no en potencia. Es un
ASESINO, porque si no lo sabía antes, desde LAPA en el 99, Cromagnón en el 2004
y Once en el 2012 lo tiene que tener bien claro.
Cada uno que prefiere quedar bien con el concesionario,
aunque ni siquiera reciba un regalito, es un partícipe directo de los
asesinatos.
Una tragedia es algo fortuito. Una muerte masiva por
conscientes y repetidas malversaciones es un crimen de lesa humanidad, pues han
sido los actores del Estado los que armaron la picana, mojaron la camilla y
suministraron la corriente. Es más, son los que habilitaron al ejecutor.
Que mi amigo Daniel hoy pueda superar el trance y seguir con
la lucha por el buen ferrocarril que hoy debe renovarse y comenzar de nuevo,
pero con una soberbia cara de autoridad demostrada. Él se lo ganó, y
hace tiempo.
Febrero 22 de 2013, a un año de la masacre.
Jorge de Mendonça - Ingeniero White - Buenos Aires
Jorge de Mendonça - Ingeniero White - Buenos Aires
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